Cooperativas Extremadura plantea al Gobierno medidas fiscales ante la pérdida de producción de hasta el 80%

Pide la reducción de los módulos IRPF 2017 tras la pérdida del 50% de producción aceituna de mesa, 42% de uva, 70% de higo y 80% de miel, entre otros cultivos

Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura ha solicitado una reducción en los módulos del IRPF en la Declaración de la Renta del año 2017 de los agricultores y ganaderos extremeños, que estén acogidos al régimen de estimación objetiva, ante la preocupante situación de pérdidas de producción y de reducción de la viabilidad de las explotaciones sufrida el año pasado y con el objetivo de paliar esta situación a través de políticas fiscales.

Esta solicitud se ha planteado a la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio de la Junta de Extremadura para que, a su vez, la haga llegar al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente para que sea tramitada así ante el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas a fin de que se modifiquen los índices de estimación objetiva para el IRPF 2017.

La petición de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura se basa en que el año 2017 ha sido nefasto desde el punto de vista meteorológico por la extrema sequia que viene padeciendo el campo extremeño, las olas de calor y las importantes tormentas registradas en los meses de mayo, julio y agosto. Estas circunstancias excepcionales afectaron a todos los sectores agroganaderos, generando importantes pérdidas económicas por el descenso de la producción y afectando, junto al incremento paulatino de los costes de producción y a la reducción de los precios en origen, a la rentabilidad de las explotaciones, motivo por el cual la unión extremeña de cooperativas ha solicitado esta actualización de los índices del IRPF de 2017 a la situación real del campo extremeño.

Ante todo ello, Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura entiende que son las Administraciones quienes deben que generar políticas que corrijan estas desigualdades, como son medidas de política fiscal para paliar en cierto modo las pérdidas que sufre el sector productor como eslabón más débil de la cadena alimentaria.

La ausencia de precipitaciones durante todo el año, y sobre todo en los meses de septiembre y octubre, ha provocado pérdidas importantes en el sector de la aceituna, especialmente en el olivar de secano que llegan a superar el 50% de la producción de aceituna de mesa y que asciende al 100% en las comarcas del Norte de Cáceres, debiendo destinarse a almazara con la consiguiente pérdida de rentabilidad por parte del olivicultor.

La climatología adversa es la causa también de las pérdidas de producción vitivinícola en Extremadura, que ha descendido un 42% respecto a la pasada campaña. Una sequía muy severa y altas temperaturas, que provocaron incluso el adelanto en casi un mes del inicio de la vendimia en la región, han mermado la campaña, siendo mucho más acusada en determinadas zonas, especialmente en las de secano como Tierra de Barros, con una bajada en la producción del 50% en uva tinta y el 30% en uva blanca.

Estas mismas condiciones, altas temperatura y falta de agua, han afectado a otros cultivos como el de higo, con importantes descensos de hasta el 70% en la producción en determinadas zonas. Otros cultivos tampoco se han desarrollado normalmente por las elevadas temperaturas, como la castaña con pérdidas de un 25%, el maíz o el arroz. En este último cultivo las pérdidas han sido del 20% de la producción debido a las altas temperaturas, generando multitud de granos vanos y una reducción de los rendimientos por hectáreas. A ello hay que añadir la gravísima falta de rentabilidad del cultivo de arroz en Extremadura, ocasionada por la escasez de materias activas necesarias para combatir el problema de la proliferación de malas hierbas.

Las altas temperaturas provocaron problemas en algunos cultivos hortícolas que anteriormente no se habían registrado o al menos con tanta virulencia, como en los de tomate, melón y pimiento; e influyeron también en la floración de la fruta de hueso en general, anticipando y agrupando gran parte de la producción en una fecha concreta de la campaña, que además coincidió en algunos casos con otras zonas productoras de la geografía española, sin que se pudiera aprovechar la oportunidad de posicionamiento estratégico en los mercados y con una pérdida de rentabilidad del 60%.

En el caso de la cereza fueron, por el contrario, las tormentas registradas en mayo las que generaron una pérdida de producción de hasta un 75% para los afectados, originando esta situación una pérdida del 40% de la producción de cerezas de algunas localidades.

En el de los cereales de invierno, la escasez de precipitaciones y altas temperaturas han provocado la pérdida de la totalidad de producción de girasol en secano en Extremadura y del 80% de la producción de cereales de invierno en diversas comarcas cacereñas, así como en toda la Campiña Sur, mientras que en el resto de la región las mermas han sido del 10%.

Ganadería

En el caso de la ganadería, el año 2017 ha sido desastroso para la ganadería en extensivo debido a la sequía, que ha incrementado los gastos de las explotaciones ganaderas en un 30% respecto al año anterior, debido a que los ganaderos han tenido que suplementar al ganado, al carecer de comida en el campo, de forma similar a una explotación intensiva con piensos concentrados y paja, que han incrementado su precio.

A ello se añade que las grandes inversiones que han debido realizar numerosas explotaciones ganaderas para acarrear agua, al quedarse sin ella de forma natural, y abrir nuevos pozo, construir aljibes y charcas e incluso comprar agua.

En el sector apícola, la campaña 2017 podría calificarse igualmente como nefasta desde el punto de vista productivo, siendo probablemente la peor campaña apícola desde hace más de 30 años. Como consecuencia de la extrema sequía ha habido una enorme escasez de flora melífera, mermando las producciones ligadas al sector apícola extremeño (polen, mieles claras y mieles oscuras) e impactando fuertemente en el vigor y tamaño de las colonias de abejas.

Y es que el inicio de temporada comenzó con una primavera relativamente seca y con cambios bruscos de temperaturas (inusuales para la época), que impidieron el normal desarrollo de las colonias de abejas, y por consiguiente, dificultaron la formación de enjambres y la recuperación de las colmenas muertas. A las bajas registradas durante la invernada, se sumaron además las pérdidas de colonias de abejas (fundamentalmente enjambres de reposición) como resultado de la alta depredación producida por el abejaruco sobre las colmenas por la escasez de otros insectos como consecuencia de la sequía.

La mayoría de zonas productoras las mieles claras sufrieron una drástica reducción de la producción, de hasta el 80% en relación a la media de un año normal, mientras que en el caso de las mieles oscuras fue de un 60% respecto a la media de un año normal, y el polen seco y fresco fue de más de un 50%.

Esta situación por las adversidades climatológicas se sumó a los factores que ya venía soportando el sector apícola y que han incidido de modo decisivo en la sostenibilidad económica de las explotaciones apícolas, como la alta mortandad en las colmenas, problemas sanitarios endémicos y la competencia desleal por la importación de miel de terceros países, a lo que hay que sumar, por otro lado, el enorme incremento de los costes destinados a la alimentación de las colmenas.

Todas estas situaciones excepcionales por meteorología adversa ha generado una situación preocupante en el sector agroganadero extremeño ante la gran merma que ha supuesto de producción y rentabilidad, acuciada por una profunda crisis de precios, tanto de los productos a vender como de los suministros que se compran, incidiendo finalmente en la sostenibilidad económica de las explotaciones, lo que ha llevado a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura a solicitar esta reducción en los módulos del IRPF en la Declaración de la Renta del año 2017 de los agricultores y ganaderos extremeños, para defender el futuro del sector en la región.

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