La crisis del sector lácteo, también en Extremadura

ANÁLISIS. Los motivos de esta gran crisis son varios, pero el principal causante ha sido la desaparición del sistema de cuotas lácteas que limitaban desde los años 70 las producciones lácteas a los países miembros de la UE.

El sector productor lácteo español está pasando por uno de los peores momentos de su historia. Y en esta ocasión el que se lleva la palma es el vacuno, que al mismo tiempo arrastra a los demás: al ovino y al caprino.

Los motivos de esta gran crisis son varios, pero el principal causante ha sido la desaparición del sistema de cuotas lácteas que limitaban desde los años 70 las producciones lácteas a los países miembros de la UE. El objetivo era el de garantizar un precio mínimo al productor al evitar sobreproducciones y exceso de oferta, ya que el incumplimiento de las cuotas asignadas suponían sanciones económicas. A España, una vez ingresó en la UE, se le asignó una cuota de 4,5 millones. Una producción inferior a la demanda de leche de nuestro país, que estaba en el doble de dicha limitación, lo que provocó que fuéramos deficitarios en la producción y tuviéramos que importar leche de otros países miembros de la UE. Con el trascurso del tiempo esta asignación aumentó hasta los 6,5 millones de toneladas.

Tras la implantación de la nueva PAC en el año 2015, desaparece el sistema de cuotas lácteas y se permite producir leche libremente en toda la UE, con el objetivo de que los ganaderos pudieran dar respuesta a la cada vez mayor demanda a nivel mundial de productos lácteos y poder entrar y competir en mercados de terceros países, particularmente en los asiáticos, en los que se ha estimado un gran aumento del consumo de lácteos debido a la emergencia de sus economías.

Y claro que se ha producido más cantidad de leche, tanto a nivel europeo (un 7,35% más) como a nivel nacional (un 6,7% más) provocando un descenso de los precios de más del 20%, lo que supone una gran pérdida económica para los ganaderos. Algunos ganaderos están cobrando menos de 20 céntimos de euro por litro de leche, lo que supone vender por debajo de costes de producción. Lógicamente esta situación es menos sostenible a medida que avanza el tiempo y ya han abandonado esta actividad unos 750 ganaderos.

Por otro lado, es necesario apuntar que cada vez hay menor consumo de leche líquida en los hogares por la proliferación de las mal llamadas “leches vegetales” -almendras, soja, etc.-, aunque ha aumentado el consumo de productos lácteos y quesos.

El contagio de esta situación a la leche de oveja y de cabra es debido a que, como los precios de la leche de vaca están tan bajos, en los quesos de mezcla se aumentan los porcentajes de este tipo de leche, con lo que disminuye la demanda de leche de cabra y oveja, provocando también la caída de los precios de éstas con el agravante del aumento de producción que viene produciéndose desde hace un par de años.

Como soluciones al problema podemos decir que existen herramientas de control de mercado en la UE que pretenden proteger a los productores contra la volatilidad como la intervención pública o el almacenamiento privado, pero ya se ha demostrado que no funcionan. También a nivel europeo se ha propuesto que se autorregule a la baja la producción láctea de forma voluntaria para los países miembros a fin de reducir la producción y, por tanto, la oferta. Una medida que no es interesante para España, puesto que somos deficitarios en la producción con respecto a la demanda con lo que tendríamos que abrir más la puerta a la entrada de leche foránea mientras subvencionamos el abandono de la producción a los ganaderos. Sería algo contra natura.

A nivel nacional, se intentó dar solución mediante la firma de un acuerdo para la estabilidad de la cadena de valor del sector lácteo español en la que participaron los diversos representantes de productores, transformación y distribución, coordinados por el MAGRAMA, con el objetivo de de trabajar por la estabilidad y creación de valor a lo largo de la cadena y por lograr precios sostenibles y remuneradores en cada tramo de la misma, por lo que se comprometen, dentro sus respectivos ámbitos de actuación. También el MAGRAMA lanzó el Plan de Apoyo al sector lácteo español, basado en una serie de medidas de apoyos directos a los ganaderos, a la industria y al fomento de la integración asociativa, junto a medidas para toda la cadena de valor y medidas para potenciar el consumo.

A pesar de todos estos esfuerzos la crisis cada día se agudiza más.

En Extremadura contamos con un censo de unas 4.000 vacas lecheras ubicadas mayormente por la zona del Casar de Cáceres. Esta cantidad es el 0,47% del censo nacional que está en unas 853.239 vacas lecheras. Los ganaderos de esta zona cuentan con la cooperativa Cooprado que, al formar parte de la organización de Productores Lácteos del Sur junto con otras cooperativas, aúna esfuerzos y producciones para negociar los precios y la cantidad de venta en conjunto ante la industria láctea.

En cuanto a la leche de ovino, en España hay algo más de 2,5 millones de ovejas de aptitud lácteas de las que unas 158.786 son extremeñas, lo que supone el 6,17% del censo nacional. Las zonas productoras son La Serena y La Siberia, en la provincia de Badajoz, y los Llanos de Cáceres y Sierra de Fuentes, en la provincia cacereña.

Si nos fijamos en el caprino, a nivel nacional contamos con algo más de un millón de cabras y en Extremadura con unas 47.277, el 4,7% del censo nacional. Las ganaderías de caprino lechero se concentran en las zonas de sierra del suroeste, este y norte extremeños. También debemos señalar que ganaderos de la zona suroeste de Extremadura se han agrupado formando la cooperativa Capriex, que una vez integrada en la sección de leche de cabra de la cooperativa Dcoop comercializa la leche junto con otras 11 cooperativas también integradas en la andaluza, lo que las hace menos vulnerables.

Podemos comprobar que Extremadura tiene poca representación a nivel nacional en los diversos sectores lácteos, pero son muchos los ganaderos los afectados a nivel de nuestra comunidad. Son nuestros ganaderos. Son los que producen la leche para el consumo en los hogares, para la fabricación de nuestros quesos con D.O como la Torta del Casar, el queso de la Serena o el queso de Ibores, y para los otros quesos en numerosas zonas extremeñas que sin estar bajo el sello de una D.O. son también de muy buena calidad. Hay que dejar claro que la leche destinada a la producción de quesos de D.O. tiene siempre mejores precios, pero lógicamente también se ve afectada aunque en menor medida.

Es una verdadera lástima que un trabajo tan importante y tan sacrificado al mismo tiempo esté tan mal remunerado y valorado, lo que provoca que sea muy poco atractivo para el relevo generacional. El ganadero de ganado lechero no puede descansar ni un solo día, ya que el ordeño hay que hacerlo a diario y como mínimo dos veces, además de que es necesario alimentar a los animales.

Como esta situación no se arregle pronto empezarán a desaparecer rebaños de ganado de lechero de nuestra región y es fácil vislumbrar los resultados: aumento de desempleo, abandono de explotaciones ganaderas y del entorno rural, abandono de tierras pastables con el aumento de los de incendios forestales, dependencia de las producciones de leche foráneas, etc.

Esperemos que llegue pronto una solución de donde sea, para evitar la desaparición de una parte muy importante de nuestras ganaderías extremeña y española, sin las que el paisaje ganadero sería diferente, raro e inexplicable en nuestro país, donde, vuelvo a repetir, producimos menos leche de la que necesitamos.

La crisis del sector lácteo, también en Extremadura

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