Se trata de una actualización de la fiscalidad a la realidad del campo extremeño de los los índices del IRPF de 2013.
Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura ha solicitado al Ministerio de Agricultura una actualización de la fiscalidad a la situación real del campo extremeño de los índices del IRPF de 2013 para aquellos agricultores y ganaderos que estén acogidos al régimen de estimación objetiva. Esta solicitud se ha tramitado ante el Ministerio de Agricultura a través de Cooperativas Agro-alimentarias de España y de la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Energía, y se basa, entre otros aspectos, en la persistencia de lluvias que caracterizó la primavera del año pasado y la necesidad de desembalsar los grandes pantanos de la cuenca del río Guadiana.
Estas lluvias provocaron en diversas producciones agrícolas graves perjuicios, que posteriormente en la cosecha se ha visto que mermaron las producciones pese al gran esfuerzo de los agricultores por remediar tales perjuicios. Los rendimientos de los cereales de invierno se vieron aminorados a causa del encharcamiento sufrido por las raíces. El arroz y el maíz sufrieron un grave retraso en la siembre, obligando a los agricultores a sembrar variedades con ciclo más corto y menos productivas. Los frutales fueron quizás el cultivo más castigado con una bajada de rendimientos en aproximadamente de un 50%.
Por otro lado, hay que destacar las crisis de precios ya de carácter estructural que sufre el olivar extremeño, ya sea su destino la almazara o el aderezo. Así como la caída de precios de los cereales en general y el maíz en particular.
En las producciones ganaderas destaca la bajada de producción de la apicultura que ha sufrido descensos del 50% tanto en la producción de miel como de polen. El síndrome del despoblamiento ha acarreado la muerte del 30% de las abejas, así como la merma provocada por los abejarucos. A todo esto hay que añadir las importaciones masivas de miel de países terceros, sobre todo de China, a unos precios dumping que no tienen nada que ver con los precios de coste de la producción nacional y que ha destrozado el mercado interno, esto sin comentar la ínfima calidad del producto que viene de importación.
En el capítulo de los costes hay que citar que los precios de los insumos no han bajado. El gasóleo, tanto agrícola como de automoción se sitúa en niveles alto, como cerró el año 2012. Hay productos como la semilla de maíz que ha sufrido un aumento de un 20%. Pero lo que más ha encarecido los costes a los agricultores y ganaderos ha sido la energía eléctrica, tanto directamente, como el efecto que ejerce en las tarifas de riego. El tarifazo sufrido en el precio de la potencia contratada en agosto del año 2013, hacen peligrar la viabilidad de muchas explotaciones, reduciendo considerablemente la competitividad de los productos agro-alimentarios españoles en general y extremeños en particular. Más si cabe, cuando es el sector que está incrementando las exportaciones.
No hay que olvidar los efectos perniciosos que provocaron los desembalses de los pantanos en algunas explotaciones agrarias situadas en varias localidades de la provincia de Badajoz. Y qué no pudieron compensar su fortísimas pérdidas con por la escasez presupuestaria y las limitaciones con que el Gobierno de Extremadura dotó al decreto de ayudas.
