"El tabaco español es el más valorado en Europa por calidad y estabilidad de producción"

ENTREVISTA. José María Ramos es el presidente de la Sectorial de Tabaco de Cooperativas Agro-alimentarias de Extremadura y de España.

  • ¿Cuál es la situación del sector del tabaco actualmente?

El sector del tabaco está inmerso en profundos cambios y en un proceso de adaptación a la nueva realidad. Los cambios tienen su origen en las últimas reformas de la PAC, donde se ha pasado sin apenas periodo de aclimatación de ser un sector muy protegido a estar abandonado a su suerte en un mercado cada vez más complicado.  Y la adaptación viene dada por las ayudas regionales al tabaco a través del Plan de Desarrollo Rural, que han llevado al sector a hacer unas inversiones muy fuertes, en aras de mantener su futuro, pero que sus frutos aún no se han visto y sólo a medio o largo plazo empezarán a vislumbrarse.

Otro factor importante es el descenso de la demanda de tabaco a nivel mundial, que está provocando un aumento de excedentes y complicando aún más la situación ya de por sí inestable, cuando éste siempre ha sido un sector  muy estable, y habrá que adaptarse a todo ello.

Por contra, la ventaja del tabaco español es que tiene una calidad muy consolidada y unas cantidades estables, sin oscilaciones en el mercado. Todo eso hace que en Europa seamos el tabaco de referencia. Hemos desbancado a los italianos y ahora mismo el tabaco mejor visto y más valorado en Europa es el español, aunque no sea el que tiene mejor precio, que lo tienen Italia, Alemania y Francia.

  • Ya se ha cerrado la contratación para esta campaña, ¿cuál ha sido el resultado?

Se ha cerrado con luces y sombras y con cierta insatisfacción. Todo el mundo ha tenido que hacer concesiones, aunque al se ha logrado que no se redujera la cantidad de kilos contratados, puesto que  ya se había hecho el año anterior. A pesar de ello, Cetarsa, al comprar ahora más kilos, irá un poco al límite. No se han podido negociar, como se pretendía, los precios, porque lo importante era cerrar la contratación de la producción y dar estabilidad al sector tras el caso de Mella, que ha hecho que no hablemos ni de precios ni de contratos plurianuales en esta ocasión. Los precios se abordarán más adelante, siendo un asunto importante porque, con la adaptación del sector al mercado al reducir la producción el año pasado y con las inversiones en las que está embarcado, la rentabilidad empieza a estar ya en tela de juicio.

  • Comenta el caso Mella, ¿cómo se ha cerrado?

Se ha salvado la situación de la mejor manera posible y teniendo en cuenta muchos puntos que se pedían desde sector del tabaco: que se entregara el tabaco a Mella, que ha comprado finalmente una cantidad importante, y que los responsables de la situación asumieran sus responsabilidades, tal y como les han pedido sus socios. En cualquier caso, ha sido un toque de atención para todo el sector, para que nos demos cuenta que no podemos hacer aventuras arriesgadas en estos momentos, porque el sector no lo necesita y porque los pasos a dar en el futuro deberán ser cortos y seguros.

  • ¿Va a continuar en próximas campañas esa bajada de la que hablaba en la producción?

Espero que no. Las empresas nos hablaban de dos años muy negativos y esta sería la última campaña mala. Hay que tener en cuenta que el próximo año termina el pago único en el tabaco, que era una red de seguridad y que nos ha permitido realizar fuertes inversiones y que el tabaco fuese rentable. Si desaparece el pago único tal y como lo conocemos, con la importancia que tiene, y no suben los precios, el tabaco dejará de ser rentable.

Así que queremos centrarnos en contratos a dos o tres años, que den estabilidad al sector y no tenga vaivenes y sobresaltos como en esta campaña; y en precios que se intentarán fijar en función de los costes de producción del tabaco. Nosotros no queremos ganar excesivamente, pero tampoco perder. Y todo ello pasa por dar estabilidad al sector, porque es lo que fijara la población y la riqueza en la zona, mantendrá el empleo, las explotaciones, las cooperativas... Es lo que se pretende, volver a la situación anterior pero habiendo cambiado  de escenario.

  • ¿Cómo se presenta el futuro del tabaco con la PAC?

Estamos peleando para que no nos excluya de la nueva PAC, porque el cultivo de tabaco en rama va por un camino diferente al consumo. No porque se deje de cultivar en Europa se va a dejar de fumar en Europa. Siempre hemos estado dentro de PAC y no queremos que nos excluyan, porque tenemos mucho que decir en medidas que se contemplan de calidad y medio ambiente, en zonas además que siguen siendo Objetivo 1, donde este cultivo crea riqueza y empleo. Y eso se tiene que poner en valor.

  • ¿Existen alternativas para el tabaco?

Ahora mismo no. La Comisión Europea encargó, en su momento, estudios sobre ello y se vio que no hay alternativas. La única será, como decía antes si el precio no sube en los próximos años y desparece el pago único, la nada. Se están viendo opciones como el cultivo de estevia, una  planta edulcorante, plantas para biomasa o el cacahuete, además del proyecto de la artemisa, pero son pequeñas y aisladas alternativas a un cultivo que ha generado mucha riqueza y empleo, con industrias auxiliares y empresas de transformación.

Todo eso desaparecería y ninguno de estos cultivos que se plantean como alternativos son cultivos capaces de generar mano de obra y riqueza en el entorno para paliar el efecto negativo que ocasionaría la desaparición del tabaco. Y eso es lo que tenemos que defender. En los tiempos que corren, con los problemas de generación de empleo y donde cada vez hay menos riqueza y menos industria, sobre todo en el ámbito rural, el tabaco sigue siendo el mejor modelo de desarrollo sostenible.

  • ¿Cuál es el peso de las cooperativas en este sector?

Tienen un peso enorme. Quizás sea el sector más cooperativizado, porque todos los productores contratan a través de agrupaciones. De los 35 millones de kilos del año pasado sólo 750.000 kilos se entregaron de manera individual. Todo gira en torno a las agrupaciones de productores, que si bien es verdad que han desarrollado una importante labor en los últimos años, no han sido capaces de evolucionar lo suficiente. Hay demasiadas agrupaciones en una zona geográfica muy pequeña y dedicadas todas a los mismos fines y actividades. Está claro que aprovechando el alto grado de asociacionismo este sería el momento ideal para afrontar nuevos retos. El más difícil será la simplificación, la reducción del número de APAS, así se abaratarían los costes y se conseguirían entidades más fuertes y sólidas para poder enfrentarse al mercado.

  • ¿Qué opina acerca de que se vincule la producción de tabaco con el consumo?

Cuando se habla de tabaco, la gente piensa en el consumo, en los cigarrillos, y no en el cultivo del tabaco. Eso nos ha hecho ser un sector muy cuestionado y, de hecho, es lo que ha motivado la desaparición de ayudas y el intento de exclusión de la nueva PAC. Pero sería bueno dejar claro que, aunque existe una relación, nosotros cultivamos tabaco, no producimos cigarrillos y no porque dejemos de cultivarlo se va a dejar de fumar. Más bien es al revés: cultivamos tabaco porque se fuma y nuestra actividad agrícola es totalmente legal. Por tanto, nos tienen que tratar como al resto de cultivos, no hay razón para la discriminación, más aún cuando estamos a favor de que se informe a la población sobre los efectos nocivos del consumo de cigarrillos, pero la decisión de consumir, como en el resto de productos agrícolas, no es ni será nunca de los productores.

Además, el negocio de los cigarrillos sigue estando en países del Norte de Europa, que son los más combativos con el tabaco, como puede ser Inglaterra, Holanda o Alemania, que son los que tienen las grandes industrias tabaqueras y son los mayores productores de cigarrillos de la Unión Europea.

  • Son todos factores que hacen a este sector muy especial...

Sí, es un cultivo que siempre tiende a estar en candelero y que además ha estado bastante politizado, quizás porque hay una empresa pública al medio, que es de las pocas que queda en el sector agrícola, pero que es la que da estabilidad  y seguridad a este sector y la que lo ha llevado adelante.

Es cierto que es un sector batallador, que tiene algo que lo hace diferente al resto. No sé si son sus raíces, pero es un sector muy luchador y poco conformista. Quizás porque es un cultivo muy cuestionado y eso ha hecho que los cultivadores de tabaco siempre tengan que estar en guardia y no se rindan fácilmente. Pelean por lo suyo, creen que defendiendo su modo de vida con firmeza se consiguen cambiar las cosas. Hace años se hablaba de que el tabaco se iba a acabar y el tabaco sigue. Desaparecen las ayudas y el tabaco sigue. La gente del tabaco es gente luchadora, que apuesta por lo suyo, que cree en su sector y lo defiende siempre.

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