Reposicionar el vino extremeño

Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura analiza la situación del sector vitivinícola extremeño ante el inicio de la campaña.

La ralentización de las exportaciones y los bajos niveles en el consumo del vino afectan al mercado, especialmente al de vino tinto, a lo que se suma el incremento de los costes de producción, de las materias primas de las bodegas y las dificultad en la recuperación post COVID, al que se vino a sumar el conflicto bélico por la invasión rusa de Ucrania. Todo ello configura un complicado escenario que nos obliga a trabajar en medidas que logren retirar vino del mercado, para afrontar con optimismo esta próxima vendimia.

Es el objetivo precisamente de la destilación de crisis de crisis para el vino, puesta en marcha por Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para Cataluña y Extremadura, las dos regiones que lo han solicitado, y que contempla 2 millones de euros procedentes del Programa de Apoyo al Sector Vitivinícola (PASVE). Un presupuesto limitado, pero que puede ayudar a dinamizar los mercados de los vinos tintos de mayor calidad, que son los más afectados por esta compleja situación junto a los vinos rosados, debido a unos precios en constante descenso.

Ahora, la destilación de crisis en Extremadura ayudará reposicionar los precios de los vinos tintos, a aliviar los excedentes y evitar que se vean afectados por esta caída de precios todo el mercado del vino. Es una herramienta la equilibrar oferta y demanda en momentos excepcionales y desde Cooperativas Agroalimentarias Extremadura se ha realizado un importante e incesante trabajo para llegar a ella, como medida que salve de alguna forma la difícil situación del sector vitivinícola, si bien consideramos que es necesaria una estrategia del sector para Extremadura que nos permita realizar un diagnóstico y abordar los principales problemas estructurales del mismo con el objetivo de lograr su sostenibilidad.

Nos encontramos ya a las puertas de una campaña de vendimia que se presenta en Extremadura marcada por la sequía y la falta de precipitaciones, que harán que haya una menor producción a la media de una vendimia normal, y con unas actuales altas temperaturas que probablemente adelanten la cosecha. Y es que la escasez de las lluvias durante el invierno ha generado un déficit hídrico en la viña, que reaccionó presentando una floración muy desigual y sarmientos cortos. Las altas temperaturas también han quemado mucha uva, por lo que, inicialmente el pronóstico es de una cosecha media-baja.

Aunque aún es pronto para realizar una previsión de producción, especialmente porque cualquier estimación puede cambiar en los próximos meses debido a los efectos de esos elementos meteorológicos citados que harán evolucionar el cultivo hasta el momento de su cosecha. Las últimas lluvias registradas esta primavera han beneficiado a la vid, pero aún hay mucho margen hasta el próximo mes de septiembre con una previsión de mucho calor durante el verano.

En cualquier caso, esa baja producción que se espera se verá compensada por la calidad de la uva en Extremadura y es bueno, dentro de lo malo, si tenemos en cuenta los excedentes que hay ahora mismo en las bodegas.

Las bodegas cooperativas en estos momentos tienen vendidos los vinos blancos casi en su totalidad, pero el mercado de los tintos se encuentra paralizado, aunque en las últimas semanas han cambiado ligeramente de tendencia. Una situación que encuentra su origen en el cambio de hábitos de consumo, que ha descendido en mercados relevantes que afectan a los vinos tintos, y que puede reflejarse en un futuro en la producción en campo.

Un campo que atraviesa actualmente una situación de bajada del precio del vino y de subida de los costes energéticos, de carburantes, abonos, fertilizantes y mano de obra. Y todo eso tiene que soportarlo el agricultor.

Son algunos de los problemas que arrastra la vendimia de este año. El consumo no ha llegado a recuperarse del todo tras la crisis por el Covid-19, con una disminución de la demanda en el mercado interior y en la exportación, que absorbe gran parte de nuestras producciones.

Con los altos niveles de inflación actuales, el poder adquisitivo de los consumidores se ve mermado y productos como el vino, que no son de primera necesidad, se resienten aún más por la situación de incertidumbre. Esto afecta de manera especial a los vinos tintos, como decía antes, pues estamos observando un importante giro en el consumo en mercados relevantes, como el chino y el británico.

 

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