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Los precios en origen del tabaco ponen en jaque al sector

Llevamos años ya luchando por que se firmen contratos a dos o tres años, que den estabilidad al sector y no tenga vaivenes y sobresaltos como en las últimas campañas, y por precios que se intenten fijar en función de los costes del tabaco. Hay que dar estabilidad al sector, porque es lo que mantendrá a la gente y la riqueza en la zona, mantendrá el empleo, las explotaciones, las cooperativas…

Cuando se habla de tabaco, la gente piensa en el consumo, en los cigarrillos, y no en el cultivo del tabaco. Eso nos ha hecho ser un sector muy cuestionado y, de hecho, es lo que ha motivado la desaparición de ayudas al mismo. Pero hay que dejar claro que, aunque sí tiene relación evidentemente, nosotros sólo cultivamos tabaco y no por que dejemos de hacerlo se va a dejar de fumar.

Es necesario desvincular la producción del consumo, toda vez que lo primero es, no sólo un medio para vivir, sino un modo de vida, que nos debe llevar a defender sin fisuras el cultivo del tabaco, que es una forma de vida en tres comarcas de Extremadura, que producen el 90% del tabaco del país.

En Extremadura hay unos 2.000 productores de tabaco que cultivan aproximadamente 10.000 hectáreas de tabaco de las distintas variedades: Virginia, Burley E y Havana.

Además, hay que dejar claro que Europa cultiva únicamente el 25% del tabaco que se consume, por lo que si desapareciera este cultivo se supliría fácilmente con importaciones. Ahora, como sigamos así es sin duda a lo que estamos abocados. Y eso no va a acabar con el consumo. Sólo acabaría con las explotaciones tabaqueras –que producen un tabaco de una calidad muy consolidada y unas cantidades estables- y con el modo de vida de mucha gente en estas zonas extremeñas.

Es el principal reto de este sector: conseguir la viabilidad y la continuidad de las explotaciones tabaqueras. Porque todos hemos hecho esfuerzos importantes, con inversiones en centros de curado, maquinaria, etc. para conseguir calidad, reducir costes y mejorar nuestra imagen. Pero estos esfuerzos no se ven compensados en el precio, que es, por el contrario, el principal problema de este sector.

Los bajos precios que se están pagando en origen al productor por el tabaco, en muchos casos por debajo de los precios de producción, están poniendo en jaque a este sector que necesita precios competitivos y acordes al mercado mundial de tabaco que están muy por encima de los pagados en nuestro país.

Llevamos años ya luchando desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura por que se firmen contratos a dos o tres años, que den estabilidad al sector y no tenga vaivenes y sobresaltos como en las últimas campañas, y por precios que se intenten fijar en función de los costes del tabaco. Nosotros no queremos ganar excesivamente, pero tampoco perder. Y todo ello pasa por dar estabilidad al sector, porque es lo que mantendrá a la gente y la riqueza en la zona, mantendrá el empleo, las explotaciones, las cooperativas… Es lo que se pretende, volver a la situación anterior pero habiendo cambiado elementos.

Estamos ahora mismo en pleno periodo de contratación para esta campaña y la incertidumbre en todo el sector es total. Por eso queremos sensibilizar a las Administraciones públicas y a las empresas de primera transformación ante esta situación que los tabaqueros consideramos insostenible para un sector fuertemente estructurado y organizado. Un sector que, repito, ha realizado millonarias inversiones en la mecanización y modernización de sus explotaciones sin obtener ninguna recompensa en la valoración de su producto y estando a la cola de los países europeos en cuanto a los precios pagados a los productores de tabaco.

En los últimos años se ha producido una estabilización de la contratación en una horquilla de entre 33 y 34,5 millones de kilos, excepto en 2009 y 2010 que se dispararon debido, en buena parte, al efecto de las modificaciones de la Política Agraria Comunitaria (PAC). Esta estabilización de las producciones hay también que achacársela al efecto siempre positivo del altísimo nivel de concentración de la producción que existe en este sector en torno a agrupaciones de productores agrarios como cooperativas y SAT. En las últimas campañas sólo poco más del 3% de la producción de tabaco se contrató al margen de las citadas entidades asociativas, lo que supone algo menos de un millón de kilos de tabaco.

Otra excepción marcada en el nivel de contratación se produjo en el año 2015, con la reducción de la contratación nacional en unos 4 millones de kilos y en la regional en unos 3 millones de kilos. Esto se debió fundamentalmente a dos factores: el paulatino abandono del sector por parte de productores ante el nivel de competitividad que se exige en materia de costes; y el efecto de la rotación como requisito imprescindible dentro de las ayudas agroambientales en el sector.

Y es que, aunque no lo parezca, no existen alternativas al cultivo del tabaco. Se han hecho estudios que así lo reflejan. La única alternativa será la nada si el precio en origen no sube. Se han visto distintas opciones, como el cultivo de estevia, tomate o cacahuete, además del proyecto de la artemisa, pero son pequeñas alternativas a un cultivo que ha generado mucha riqueza y empleo, con industrias auxiliares y empresas de transformación.

Todo eso desaparecería y ninguno de estos cultivos que se plantean como alternativos son cultivos industriales ni generan mano de obra ni riqueza en el entorno para paliar el efecto negativo que ocasionaría la desaparición del tabaco. Y eso es lo que tenemos que defender. En los tiempos que corren, que hay problemas de generación de empleo y que hay cada vez menos riqueza y menos industria, sobre todo en el ámbito rural, el tabaco sigue siendo el mejor modelo de desarrollo sostenible.