Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura incentiva la implantación del seguro de olivar

El pasado mes de mayo la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), organizó unos  Seminarios Sectoriales, con el fin de establecer unas directrices que servirán para ajustar la política de los principales seguros agrarios para el próximo trienio.  En estos seminarios participaron, además de ENESA, las Organizaciones Agrarias y Cooperativas Agro-Alimentarias, y juntos establecieron una propuesta de acuerdo de bases para la elaboración de los Planes de Seguros Agrarios para el 2013-2015.

El 8 de mayo  Cooperativas Agro-Alimentarias Extremadura,  presentó el seminario sobre el “Análisis y mejora del seguro de olivar”.  La pretensión de esta jornada fue cambiar su perspectiva,  ya que el seguro de rendimiento no ha conseguido el nivel de implantación y aceptación deseada por el sector.

Incorporado en el Sistema de Seguros Agrarios en el año 1992, su nivel de implantación es bajo, sólo un 11 % en el conjunto de almazara y mesa.  Esto ha provocado que los órganos directivos de las Cooperativas, estén cada vez más concienciados de la necesidad de aseguramiento de las explotaciones de sus socios, sobre todo si tenemos en cuenta las incidencias ocurridas en los últimos años en el sector del olivar, como las heladas, tormentas o sequías en Extremadura.

Si analizamos el seguro de olivar,  es fácil darse cuenta que no ha tenido en cuenta la continua evolución de este sector, las nuevas técnicas han producido un fuerte impacto tanto en la producción del olivar como en la estabilidad de los rendimientos.   El incremento de las nuevas explotaciones en riego, la mejora en el control sanitario acompañado de un manejo más racional de fertilizantes, así como el cambio en el sistema de plantación, hace que los rendimientos hayan aumentado y mantengan una mayor estabilidad año tras año.

Otro factor importante a la hora de analizar el seguro, es la gran heterogeneidad existente dentro del sector, se conjugan explotaciones pequeñas que no constituyen la principal actividad económica del propietario, con grandes explotaciones que combinan marcos de plantaciones más intensivos de regadío.

Según estudios realizados por la Junta de Andalucía,  el 56% de los clientes del seguro de rendimientos protegen explotaciones inferiores a 5 has, destacando el intervalo de 2-5 has con el 30%, es decir,  aproximadamente la mitad de las explotaciones olivareras que se están asegurando corresponde a olivares tradicionales en secano cuyo cultivo es complementario de otras rentas.

Si analizamos los datos del seguro del olivar correspondiente a la campaña 2011-2012 en Extremadura, los rendimientos en el seguro combinado (línea 29) son un 40% superior a las producciones contratadas en el seguro de rendimientos (línea 173).

Con estas dos premisas podemos deducir, que la tipología del olivar que estamos contratando corresponde al olivar tradicional en secano, provocando la tan temida ANTISELECCION. El seguro no está permitiendo el acceso a las plantaciones de regadío y de carácter intensivo, de mayor superficie y rentabilidad, debido a la falta de adecuación de las tasas, mínimos indemnizables y franquicias, para estas explotaciones.

Si analizamos las debilidades y fortalezas que tiene el seguro, podemos comprobar que ha tenido unas mejoras importantes en el sistema de revisión, la validez de los certificados de entrada de molturación de aceitunas de almazaras o entamadoras, la revisión de rendimientos sin necesidad de contratar o la incorporación de los datos de contratación del seguro combinado de los últimos años.

Pero si analizamos las debilidades, la realidad  es que se refleja en la base de datos un rendimiento muy por debajo de la realidad productiva de las zonas.   La revisión de rendimientos, implica un aumento de kilos por árbol, pero además también lleva aparejado un aumento en los estratos de riesgos, que incrementan el coste del seguro, es decir, impera el criterio “a más rendimiento más riesgo”. 

Esta premisa, nos hace plantearnos una pregunta, ¿a caso no estamos castigando a los mejores agricultores? Seguramente las explotaciones que tienen más rendimientos también tendrán más estabilidad. Por eso entendemos que sería  conveniente hacer un estudio “in situ” por zonas, rendimientos medios de las cooperativas,  peculiaridades  técnicas de cultivo, tierras, sistema de riego etc.…, que sirvan para comparar la base de datos y actuar en casos puntuales en la bajada del estrato de riesgo.

Otra de las debilidades del seguro, es su elevado coste. Este sin duda es el primer condicionante que valora el olivicultor.  La falta de sensación de riesgo, provoca que perciba al seguro como un coste excesivamente caro, para las coberturas que tiene debido a elevadas franquicias y bajos rendimientos. Por lo que sólo aseguran los que tienen un riesgo cierto, produciéndose la temida antiselección,  que conlleva un importante desequilibrio, que a su vez provoca un bloqueo de las mejoras del seguro, resultando un producto poco atractivo con una implantación muy baja.

Por lo que uno de los principales objetivos del seguro es que tiene que bajar el coste y para ello debe incentivar la entrada al sistema de nuevos asegurados. Los clientes que no tienen sensación de riesgo son los más interesantes, porque no tienen siniestralidad. Esto significa que cuanto más entren, más primas y menos siniestros, cuya consecuencia directa es un equilibrio actuarial. Todo esto permite abaratar el producto, reducir franquicias y aumentar garantías, lo que mejora el producto y lleva a un aumento de la implantación.

Otro punto sería la mejora de la póliza asociativa, los órganos de las Cooperativas cada vez está más concienciados de la necesidad de aseguramiento de las explotaciones de sus socios. Sería conveniente un cambio en la póliza asociativa, de tal forma que se adecue a los riesgos que amenazan la propia cooperativa como empresa. Ofreciendo además de un incremento en el aumento de las subvenciones por parte de ENESA, un cambio en la estructura y condiciones del seguro con respecto al de un agricultor individual.

Por ello se propone un cambio en la forma de las peritaciones, ya que es demasiada responsabilidad para la cooperativa. Una bajada de tasas conlleva un mayor aseguramiento y también una mayor dispersión del riesgo. Además se debería ofrecer opciones de elección del capital garantizado en función del número de explotaciones.

Como conclusión, el seguro debería  mejorar y diversificarse, considerando la heterogeneidad de las plantaciones, mejorar las condiciones a las explotaciones con buenos niveles de productividad y rentabilidad, bajando las tasas de riesgos, franquicias, mínimos indemnizables, etc., de tal forma que el seguro facilite el acceso a las plantaciones de regadío y nuevas plantaciones de carácter intensivo, de mayor superficie y mayor rentabilidad. Es imprescindible, la  diferenciación tarifas de riesgos para explotaciones de regadío y secano en función de la aplicación de las técnicas de cultivo.

Otras modificaciones, a tener en cuenta sería la incorporación de calidad para aceitunas en D.O., o la mejora del sistema de indemnización de daños en plantación, así como la mejora de la póliza asociativa.

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