“Es un buen momento para que Extremadura cuente con su propia variedad de arroz y abrirse camino con una D.O.”

ENTREVISTA. Félix Liviano, presidente de la Sectorial de Arroz de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura.

- ¿Cuál es el peso del cultivo del arroz en Extremadura?

El arroz es uno de los tres pilares fundamental de los regadíos de Extremadura, que cuenta con una superficie de 25.000 hectáreas aproximadamente, que sube y baja dependiendo de la oferta y demanda. Ahora esta superficie está bajando porque no es un cultivo rentable, ya que no se paga a buen precio al agricultor, que tiene además muchas dificultades para cultivar. Eso hace que la superficie esté descendiendo, fundamentalmente en las zonas que tienen otras alternativas de cultivo.

- ¿Qué tipo de arroz es el que más se cultiva en Extremadura?

El 80% es de la variedad índica, es decir, el arroz de grano largo, que se destina principalmente a la industria del vaporizado y se consume en Europa. El 20% restante es de tipo japónica, que es el arroz redondo, y que sólo se produce y consume en la cuenca del mediterráneo. En España no se consume todo el arroz que se produce y una gran parte se exporta al centro y norte de Europa.

- ¿Cómo ha sido la campaña de este año?

En cuanto a extensión, hemos bajado la superficie debido fundamentalmente a la poca rentabilidad del cultivo. La producción también se ha reducido entre 500 y 1.000 kilos por hectárea de media, a causa del verano poco caluroso que hemos tenido, lo que afecta a la producción de arroz aunque beneficia la calidad, ya que se seca de una forma más natural y lentamente, por lo que se gana en aumento de rendimientos en enteros.

Por otro lado, la campaña ha estado también influenciada por la anterior, en la que se puso mucho arroz redondo, que finalmente tuvo una peor comercialización. Así que este año se optó por poner más arroz largo, ante la previsión de que tendría mejor comercialización. Pero, como siempre, no sabes cómo se va a comportar el mercado y en el mes de febrero, cuando el agricultor tiene ya planificada la campaña, se cerraron las exportaciones de Egipto, que es el mayor productor de arroz redondo en la cuenca del Mediterráneo, provocando automáticamente una subida de precio.

- ¿El arroz depende entonces mucho de la cotización mundial cada campaña?

Todo depende de los mercados internacionales, más aún en la variedad índica, porque ahí dependemos de países muy productores como India, Tailandia y Vietnam, cuya producción afecta directamente a los precios del mercado.
Y eso ¿cómo se soluciona?

Una forma sería que a la entrada del arroz de importación en Europa se le hicieran controles de análisis de residuos con la misma exigencia que nos hacen a las producciones nacionales. Y si no se cumple esto, que se pusiera en el etiquetado del paquete el origen o país de procedencia y el método de producción, para que el consumidor cuando lo compre pueda saber en que condiciones se ha cultivado ese arroz.

- ¿A qué otros problemas se está enfrentando ahora mismo el sector arrocero en la región?

Básicamente a dos: el bajo precio que se paga al arrocero por su producto y la dificultad que existe para el cultivo por la limitación del uso de productos fitosanitarios para el tratamiento de plagas y malas hierbas. Se están sustituyendo los productos que antes usábamos por otros menos eficaces y mas costosos. Y además, con incertidumbre, porque por ejemplo ya llevamos dos años con uso excepcional del Ronstar, Propanil, y otros. Y la próxima campaña no sabemos si podremos utilizar o no estos herbicidas. Con ello, si producir un kilo de arroz es más costoso que años anteriores y además te pagan menos por él, estamos abocados a la desaparición del cultivo en unos años.

Pero esto de lo fitosanitarios ¿es algo que pasa solo en el arroz o también con otros cultivos?

Con otros cultivos también está pasando pero tienen menos incidencias o las empresas de fitosanitarios tienen otras alternativas que son buenas. Aunque sean más caras, pero eficaces. Pero en el arroz no pasa esto y nos sentimos indefensos ante las multinacionales y la legislación. Tendremos que ser nosotros a través de las sectoriales nacionales los que presionemos a ambas partes.

- ¿Y eso a que se debe: a política de la UE o son los laboratorios?

Son las multinacionales los que tratan de llevar a la utilización de productos novedosos, algo a lo que ningún sector se negaría, porque hay que avanzar y adaptarse, pero siempre que el producto que nos presentan sea como mínimo igual de eficaz que el que se sustituye, cuestión que ahora mismo no se está cumpliendo y por eso nos reiteramos en pedir el uso excepcional de las materias activas que pretenden quitar para paliar el problema de malas hierbas.

También la Unión Europea tiene parte de culpa, ya que no escucha la reivindicaciones de los agricultores.

- ¿La Sectorial de Arroz que preside está trabajando en todo ello?

Si, tenemos previsto convocar reuniones a nivel nacional para paliar estas incidencias, y por otro lado, en esta campaña hemos estado trabajando con la Junta de Extremadura para conseguir la quema de restos de cultivo en el arroz, que nos soluciona gran parte de los problemas. Esto se ha conseguido con un gran esfuerzo del Gobierno de Extremadura y de la Sectorial de Arroz de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura.

Además, también hemos solicitado a la Administración regional que en las zonas puramente arroceras se pueda rotar el arroz en producción integrada con girasol para poder luchar así contra las malas hierbas.

- Hablemos ahora de los retos del sector arrocero en Extremadura. ¿Cuales son?

El más importante es para mí es poder encontrar una variedad de arroz redondo que se adapte a nuestra particularidades de clima y poderla comercializar como una variedad propia de Extremadura. Sería un hecho diferenciador. Y además conseguir una mejor comercialización.

Las multinacionales están investigando otras variedades de arroz, que se están probando ya, como son los híbridos, que tienen un nivel de producción de entre 10.000 y 11.000 kilos por hectárea sembrando 30 kilos por hectárea, cuando de otras variedades se siembra entre 130 y 140 kilos por hectárea. O las variedades clarfield, que permite sembrar y una vez nacido el arroz se aplica el herbicida contra las malas hierbas y el arroz rojo, que es también un problema, y solo queda en el campo el arroz de cultivo.

- ¿Y por qué una variedad de redondo? ¿De largo sí tenemos una variedad propia?

No, pero el arroz de grano largo compite con el mercado internacional, y tenemos varias variedades, y con el de grano redondo se compite con nuestra zona y con un arroz de mayor calidad porque en el resto de España hay variedades bien adaptadas a cada una de las zonas. Nosotros tenemos thaiperla, que es una variedad de muchos años y de un grano redondo muy pequeño, pero su producción tiene limitaciones para su comercialización, en caso de superar la superficie sembrada en exceso.

- ¿El sector del arroz está cooperativizado?

Es un sector que sí está bastante cooperativizado. Aproximadamente el 70% del arroz que se produce en Extremadura es de las cooperativas, que permiten al agricultor defender sus intereses. De no ser así, ya hubiésemos abandonado el cultivo.

- ¿Es rentable vender el arroz con marca propia?

El problema está más bien en que es muy difícil hacerse un hueco con marca propia. El mercado del arroz es muy marquista. Encontrar y ganar cuota de mercado dentro del mismo es tremendamente difícil, más aún sin tener una base importante, como sería tener una variedad competitiva y diferenciadora y una Denominación de Origen.

“Es un buen momento para que Extremadura cuente con su propia variedad de arroz y abrirse camino con una D.O.”

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