Aprendiendo a ser pastores

Producir alimentos de calidad y con todas las garantías, es el objetivo de la formación que se imparte en la primera Escuela de Pastores de Extremadura impulsada por Cooprado y Tagus, con once alumnos que realizan en las prácticas el manejo de animales real en una explotación de siete ganaderos que son sus tutores

Emiliano, Raúl, José Antonio, David, Rubén, Ricardo Jesús, Juan Antonio, Fernando, José Luis, Javier y Marta. Ellos son los once alumnos del primer curso de la Escuela de Pastores Tajo-Salor-Almonte que ha puesto en marcha este año la cooperativa Cooprado, de Casar de Cáceres, junto a la Asociación para el Desarrollo Integral del Tajo-Salor-Almonte (Tagus), la Diputación Provincial de Cáceres y el Ayuntamiento de Casar de Cáceres.

Son muy jóvenes y transmiten unas ganas enormes por formarse como futuros ganaderos de ovino, aunque a todos les ha sorprendido que sea una profesión más dura de lo que en principio pensaban y que sea muy necesario formarse para dedicarse a esto. “Ordeñar, por ejemplo, no es sólo ordeñar y ya está, porque al principio los animales hasta te dan patadas”, asegura Marta, quien es además la única mujer en esta Escuela de Pastores.

Por eso, además de la parte teórica del curso, hay una eminentemente práctica, en la que los alumnos están dentro de la explotación. “No se trata de aprender el trabajo de los ganaderos, se trata de hacerlo, y están desde bien temprano en la explotación realizando el manejo de los animales”, explica el coordinador de esta Escuela de Pastores, Juan Enrique Izquierdo.

“Hay que saber muchísimo”, dicen casi al unísono los once alumnos de la Escuela de Pastores. Desde la importancia de la higiene para que no se transmitan enfermedades hasta la correcta alimentación de los animales, porque todo repercute en la explotación y en la calidad del producto final, que es la leche.

Precisamente esa leche es el claro objetivo de esta Escuela de Pastores: formar nuevos profesionales que aseguren la continuidad de las ganaderías ovinas de la zona y, con ello, la materia prima para la elaboración del queso de la Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) Torta del Casar, de cuyo Consejo Regulador forma parte Cooprado.

Esto se consigue con más pastores. Y once de esos futuros ganaderos están ahora mismo formándose con una pretensión común en todos ellos: tener algún día su propia explotación ganadera dedicada al ovino en esta comarca cacereña. De casta le viene al galgo y muchos vienen de familia ganadera. Otros no sabían ni cómo es una explotación de ovino, pero tras las 410 horas de formación que componen este curso de la Escuela de Pastores, que se imparte en las instalaciones de la cooperativa Cooprado y en las explotaciones de ganaderos socios de esta cooperativa sujetos a la D.O.P. Torta del Casar, estos jóvenes tendrán una salida laboral que permitirá además impulsar el relevo generacional y asegurar la continuidad de la actividad ganadera.

Es uno de los aspectos más importantes del proyecto, que ya hay una demanda del producto final para la Torta del Casar. “Necesitamos más explotaciones de ovino y, por tanto, formar a futuros ganaderos para que se incorporen en la comarca. Ni de un perfil ni de otro, sólo que quieran incorporarse y nosotros facilitarles ese proceso”, señala el presidente de Cooprado, Ángel Pacheco.

Así, estos once jóvenes asisten a sus clases teóricas, tras las que obtendrán el certificado correspondiente de realización de los cursos de incorporación a la actividad agraria, de plaguicidas uso ganadero y de bienestar animal para ganaderos y transportistas, pero no dudan en resaltar la parte práctica del curso, que está a cargo de ganaderos profesionales con amplia experiencia en el sector, de forma que los alumnos aprenden el trabajo diario real de un ganadero en una explotación. Son siete los ganaderos que voluntariamente son tutores de estos alumnos, que van rotando de dos en dos por las distintas explotaciones para que no sólo vean el manejo, sino que lo hagan.

Rubén: “ves una explotación que funciona, y la ves realmente, la conoces, sabes qué hacer. No partes de cero. Coges lo mejor de cada una y aprendes de los errores de los propios ganaderos”.

Ante eso, al preguntarles si es fácil ser ganadero, la respuesta de los once es unánime: no es nada fácil. “La actitud es fundamental porque el manejo es lo que diferencia una explotación de otra”, dice Rubén. “Es un oficio duro, porque trabajas los 365 días del año”, apunta José Antonio. “Y hay que saber de todo”, añade Rubén.

Es lo que más les ha impresionado: que el ganadero es un empresario y que debe tener muy presente el bienestar de sus animales y planificar anualmente incluso el proceso de reproducción de los animales para tener leche durante todo el año y no sólo en temporadas concretas.

Realizan así el manejo en la explotación ganadera, conocen todas las ventajas que les aporta el asociacionismo a través de la cooperativa y la labor comercial que ésta realiza y ven el resultado final en las queserías adheridas/adscritas a la D.O.P. Torta del Casar. Están aprendiendo a que tengamos alimentos de calidad y con todas las garantías, porque esa calidad del producto final depende de la calidad de la materia prima y eso está supeditado al manejo que realice el ganadero.

“El ganadero debe formarse, porque hay enfermedades, problemas comunes en las explotaciones y cuestiones básicas que manejar, como por ejemplo cómo desinfectar la nave”, explica Alejandro Tovar Cebrián, profesor en la Escuela de Pastores, quien añade que “debe haber un asesoramiento técnico constante, pero también financiero, veterinario, etc. y eso es lo que ofrecen las cooperativas. Una mayor profesionalidad en el día a día”.

Terminarán sus clases el 18 de julio. Será entonces cuando inicien una nueva aventura: la de tener su propia explotación ganadera.

“Hoy, somos un ejemplo”

Tras estas semanas de funcionamiento, el balance que realizan todas las partes implicadas en la Escuela de Pastores es de éxito, hasta el punto de tener ya numerosas llamadas de personas y entidades interesadas en colaborar con el proyecto, en implicarse. “Hoy, somos un ejemplo”, dice el coordinador de la Escuela de Pastores, Juan Enrique Izquierdo.

El inicio fue complicado. Supuso años de trabajo intenso. De no perder la fe en una iniciativa que busca contar con más pastores, con ganaderos de ovino formados, que den continuidad a la actividad y supongo un relevo generacional en el sector. Tiene también un objetivo económico, sin duda, que es aumentar la producción de leche y dar respuesta a la demanda de la D.O.P. Torta del Casar, pero también un objetivo social y cultural muy importante: dar una salida laboral a los jóvenes a partir de formación reglada y elevar el reconocimiento social de la profesión de pastor, cuya labor tiene además una repercusión medioambiental tremenda por el cortafuegos natural que supone el pastoreo.

Un proyecto con múltiples facetas, a las que se añade una más: es pionera. Se trata de la primera Escuela de Pastores de Extremadura y la quinta de España, junto a las de Andalucía, Asturias, Cataluña y País Vasco.

“Esta experiencia nos está abriendo los ojos a todos, porque hace falta mucho para salir adelante. Y eso lo compensa la cooperativa, porque les ofrece la oportunidad de no empezar solos”, concluye Juan Enrique Izquierdo.

La Escuela de Pastores es un ejemplo de cómo se deben abrir las puertas, se ha facilitado un proceso que ahora deben continuar sus alumnos.

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