Comunicación
Las Secciones de Créditos de las cooperativas agroalimentarias
Análisis sobre las entidades que proporcionan financiación en el mundo rural. Por José Javier Herrero Pulido, coordinador del Departamento de Administración y Servicios de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura
Por otro lado, todos los medios hablan de la necesidad de que el mercado financiero se agrupe, de las bondades y la estabilidad que nos traerán las fusiones, para poder ser más competitivos, ahorro de costes, etc. Asistimos a las luchas políticas por el control de las Cajas de Ahorros, vemos las vicisitudes de las distintas negociaciones que están teniendo algunos grupos para dichas fusiones.
Paralelo a todo este conglomerado financiero a gran escala, están las secciones de créditos de nuestras cooperativas, ajenas a todo esta amalgama de especulación, subidas y bajadas de multitud de índices, etc. Ellas con su quehacer diario, granito a granito, están dando respuesta a sus clientes de siempre, alejadas de toda esta incertidumbre financiera, ofreciendo liquidez al agricultor y al ganadero, como antes de la crisis.
La Ley de Coperativas de España (Ley 27/1999), en su artículo 5, describe la sección de crédito: "Las cooperativas de cualquier clase excepto las de crédito, podrán tener, si sus estatutos lo prevén, una sección de crédito, sin personalidad jurídica independiente de la cooperativa de la que forma parte, limitando sus operaciones activas y pasivas a la propia cooperativa y a sus socios, sin perjuicio de poder rentabilizar sus excesos de tesorería a través de entidades financieras".
Las secciones de créditos están presentes en el mundo rural desde principios del siglo XX. Surgen en el seno de los primeros sindicatos agrícolas, denominándose como cajas rurales de créditos. Posteriormente, en los años 60, la legislación obliga a hacer diferencia entre cajas rurales y secciones de créditos. A partir de aquí se refleja lo que son ahora.
Su funcionamiento consiste en que los socios depositan el dinero en la cooperativa, por el cual cobran un interés, a su vez la cooperativa, lo presta a otros socios o incluso para la inversiones de la misma cooperativa (con los límites que marca la ley) cobrándole un tipo de interés que cubra los costes. Algunas funcionan como una entidad bancaria, los socios pueden domiciliar sus recibos, disponer de imposiciones a plazo o tener el dinero a la vista, realizan todo tipo de préstamos, etc. Las más conservadoras, simplemente financian la campaña de suministros de los socios en la cooperativa. Y entre ambas hay un sin fin de opciones.
Hay cooperativas que tienen hasta ventanilla. Todas ellas, necesitan salir al mercado exterior mediante una o varias entidades financieras, con las que firman acuerdos. Son, en definitiva, entes que proporcionan financiación en el mundo rural, de una forma social y ética.
TOTAL 272 1.914.535.196,60 €
En Extremadura existen 6 cooperativas de nuestra organización con secciones de créditos: Cooperativa de Campo San Miguel, de Cabrero; Cooperativa Ntra. Sra. Del Viso, de Barrado; Cooperativa San Isidro, de Malpartida de Plasencia; Cooperativa Ntra. Sra. De la Soledad, de Aceuchal; Cooperativa María Magdalena, de Solana de los Barros; y Cooperativa Ntra. Sra. De La Cabeza, de Fuente de Cantos.
En nuestra región esta actividad está regulada por la Ley 5/2001 de 6 de mayo, el Decreto 129/2002 de 24 de septiembre y el Decreto 172/2002 de 17 de diciembre. El órgano competente de su control es la Secretaria General de la Consejería de Hacienda y Administración Pública, de la Junta de Extremadura. Esta legislación es muy exigente, las cooperativas tienen que presentar una serie de informes cada mes, trimestral, semestral y anual donde se recogen todos los movimientos. Así como restrictiva a la hora de destinar fondos para la financiación de la propia cooperativa, que lo limita al 30% del total del pasivo de la sección, y al 50% para préstamos a los socios. Las únicas comunidades autónomas que han legislado sobre esta materia son la Comunidad Valenciana, Cataluña y Extremadura.
No vamos a obviar, que en casos puntuales ha habido algún infortunio en estas secciones, que han debilitado, en algunos pueblos, el espíritu de cooperativizar la actividad financiera, pero no ha sucedido ni más ni menos que en el resto de las empresas y sectores de este país.
Las cooperativas que cuentan con esta actividad se sienten muy afortunadas y están muy satisfechas con sus secciones de créditos, ya que les permiten disponer de liquidez, tanto para si misma como para sus socios, así como retribuir y cobrar tipos de intereses justos. Ahora más que nunca, en estos momentos de dificultades, estos temas son vitales.
Los retos más importantes que tienen estas cooperativas son concienciar a la Administración de su buen hacer, que legisle normativa que garanticen el buen funcionamiento de dichas secciones pero sin ahogarlos. Y seguirse esforzando por afianzar la confianza que sus socios han depositado en ellas.
Con estas letras pretendemos dar a conocer la existencia de las secciones de créditos y su funcionamiento. Pero tengamos claro que la presión social en la calle no es suficiente para que cambie el rumbo del sector agroganadero, es necesario que los agricultores controlemos el potencial económico del que disponemos, con cooperativas fuertes y agrupadas. Y, porqué no, debemos aspirar a tener un hueco en el mercado financiero, como sucede por ejemplo en Francia.
Esto no nos lo tienen que conceder nadie, ni se lo tenemos que pedir a ningún organismo, todo ello está en nuestras manos y lo tenemos que conseguir nosotros.